domingo, 30 de septiembre de 2018

¿ESTAMOS TODOS? ¡NO¡, ¡FALTAN LOS MUERTOS!



José María Manrique García

Durante la Segunda Guerra Mundial combatieron junto al Ejército alemán en el Frente del Este numerosos contingentes de otras naciones europeas. España contribuyó con las famosas División Azul, Escuadrilla Azul y marinos encuadrados en la Armada germana.
Lógicamente muchos combatientes cayeron en la lucha, y allí quedaron sepultados, sin posibilidades de repatriación, al comenzar la Guerra Fría y a erigirse el Telón de Acero.

Desde la caída del Telón de Acero, a partir de 1990, se iniciaron los trabajos de localización de los cementerios de campaña en el frente del Este, su exhumación y enterramientos en cementerios regulares dignos.
La fundación alemana Volksbund es la encargada de la localización, exhumación y traslados de los restos de sus caídos a cementerios militares y del cuidado de los mismos. Lo que hace con la autorización y colaboración de las autoridades rusas.
Italia firmó un acuerdo con Rusia, por el cual ha repatriado a la casi totalidad de sus militares muertos en los campos de batalla rusos. Estas repatriaciones han recibido, a su llegada a tierra italiana, honores militares por un regimiento de infantería, y en ocasiones señaladas han sido solemnemente presididas por el Presidente de la República.
España es seguramente la única nación que no ha firmado un acuerdo con Rusia para localizar a sus  cerca de 5000 muertos en combate, desperdigados por los campos rusos, para darles una sepultura digna.

El Ministerio de Defensa español eludió hacerse cargo de esta responsabilidad, para lo que alcanzó, en 1994, un acuerdo con la fundación civil alemana Volksbund, mediante un contrato, como si fueran solamente soldados del Ejército alemán. Las exhumaciones identificadas como de españoles, son trasladas al cementerio alemán de Pankovska (Novgorod, Rusia) y repatriados a España, en caso de que haya sido solicitado por la familia y esté fehacientemente identificado.
Las campañas de localización y exhumación de las tumbas de los soldados españoles en el frente del Voljov y de Leningrado (San Petersburgo), desde el año 2013,  han corrido a cargo de voluntarios españoles, que han sufragado todos los gastos.
Estos trabajos de campo en Rusia se ha contado con la colaboración desinteresada de las autoridades rusas y de la población civil.
Pero la situación ha evolucionado, en los dos últimos años de forma desfavorable:
-          El campo de batalla de Krasny Bor (10 de febrero de 1943) donde se estiman quedaron abandonados, sobre el campo de batalla, unos 800 españoles. Actualmente es propiedad de una cooperativa agrícola rusa que exige una importante suma de dinero para prospectar el terreno.
-          Los cementerios de Antonova, Otensky y Novgorod, con un total de unas 125 tumbas, están dentro de terrenos considerados actualmente arqueológicos, en los que hasta hace dos años no pusieron inconvenientes alguno. Sin embargo ahora sería necesario sufragar las excavaciones científicas arqueológicos, con un coste incalculable.

La Cruz de Novgorod.
La Cruz de Novgorod, del siglo XIV, se elevaba sobre la cúpula principal de la catedral de Santa Sofía de esta ciudad. Reliquia histórica y religiosa muy venerada por los rusos. Cuando un intencionado cañoneo soviético dañó gravemente el edificio, derribó y dañó seriamente la Cruz, el día del Corpus Christi del año 1942.
Los zapadores españoles la recogieron, restauraron y se la llevaron a España, donde presidió y tuvo culto en la capilla de la Academia de Ingenieros.

La Cruz de Novgorod fue devuelta a las autoridades religiosas ortodoxas rusas, en el año 2004. La entrega se hizo sin ninguna contraprestación, pero hubo carreras para colgarse medallas y reconocimientos. El ministro Bono, que fue quien la entregó oficialmente dijo en el acto: No vengo a entregar esta Cruz en nombre de España, ni siquiera como ministro de defensa en nombre del Ejército español, vengo en nombre de Cristo. Sin embargo se olvidó de la Obra de Misericordia de enterrar a los muertos.
Cuando las tropas de la División Azul se replegaban de la cabeza del Voljov, un jefe de pelotón preguntó a los suyos si estaban todos, para no dejarse nadie detrás, y un guripa le contestó: ¡No!, ¡faltan los muertos! Y allí siguen.
Se perdió una ocasión única de llegar a un acuerdo con Rusia, no ya la devolución del Oro de Moscú, sino para hacer la obra de caridad de recuperar a nuestros héroes caídos en campaña, entre los que se encuentra 8 laureados y 28 medallas militares individuales.
Los muertos de los combatientes españoles deben de ser responsabilidad histórica de los respectivos ejércitos a los que pertenecieron, como instituciones estatales de la Nación, sin interferencias de los partidos políticos. Para cumplir con el inveterado deber que todo combatiente tiene, plasmado en  Espíritu del Credo Legionario, de no dejar un solo hombre en el campo, y que este sagrado deber no sea una mera retórica (fides militum).






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