miércoles, 2 de enero de 2013

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Daniela Ridao nació en Huércal-Overa al ritmo de las campanadas

La primera almeriense de 2013 llegaba cuatro minutos después de las doce. Le siguieron dos niñas en Almería y El Ejido


La primera almeriense de 2013 llegó temprano. Apenas pasaban cuatro minutos de las doce de la noche cuando era registrada como Daniela Ridao Segura en el hospital La Inmaculada de Huércal-Overa. Sus padres que la esperaban para el 23 de diciembre escucharon las campanadas cuando el parto había llegado ya a la fase del expulsivo y a la pequeña se le veía ya cabeza.

Así lo recuerda su padre Pedro Ridao Zamora, de 33 años y natural de Antas. El parto no fue rápido. Casi 20 horas desde que llegaron por vez primera al centro hospitalario, del que volvieron a casa sin la niña porque la dilatación era mínima. Eso sí, a las 11.30 horas del último día del año, María Jesús Segura López, de 27 años y natural de Cuevas del Almanzora, quedaba ingresada. La primera almeriense del año, llegaba, sin uvas de por medio, con 3,630 kilos.

Vera Cano Campos tampoco dejó a sus padres cenar en casa. Tras 24 horas de parto, “cansado, pero bien”, nacía en Torrecárdenas de la capital con 2,965 kilos. En casa de sus abuelos, estuvieron más pendientes de los whatsapp que de las uvas, hasta que a la una y veinte recibían el mensaje del nacimiento de la primera hija de Ana Campos Carmona y Francisco Javier Cano Fuentes. Su madre, cumplida desde el pasado sábado 29 pensó que la niña sería la última de 2012, pero Vera prefirió ser de las primeras.

Tres niñas y dos ‘Danielas’

Y otra Daniela, ésta Moreno Góngora, se convertía en la primera del 2013 en el hospital de Poniente en El Ejido. Con una hermana de dos años, Natalia, la pequeña pesó 3,380 kilos y nació “el día que estaba previsto”.

Quizá fue algo más madrugadora de lo que sus padres pensaron. Aún así, no les privó de cenar en casa y, si bien, fue algo rápido y sin uvas para despedir el año, Ana Góngora Maldonado y su marido Manuel Moreno Martín, llegaban al centro sanitario a las once y media de la noche.

El parto fue rápido, reconoce Ana, que dice que la fecha es difícil de olvidar. Comparte, además, onomástica con el padre.


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