lunes, 27 de octubre de 2014

‘Roban’ y ‘corrompen’ nuestra lluvia

LUNES, 27 DE OCTUBRE DE 2014 JENNIFER SIMÓN CARRIÓN
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Hace años se hablaba en IDEAL de los 'dioses del tiempo', de los 'ladrones de lluvia' y de una asociación, que recién se ponía en marcha con el fin de defender el medio y la salud de todos en contra de aquellos 'quitalluvias'. En aquel entonces, pocos eran los que sabían de esto, y muchos confiaban en que todo era una «leyenda rural» que relataba el sonido de avionetas que conseguían de un momento a otro que el cielo, cargado de nubes con amenaza prácticamente segura de lluvia, no regalara ni una gota de agua.
Sin embargo, ya en aquel entonces, había documentación e información suficiente que corroboraba que era posible y además se hacía, que se podía modificar el tiempo y había quién lo ofrecía y quien pagaba para hacerlo. O lo que es lo mismo, se comercializaba con el curso de la naturaleza para moldearla al antojo de unos pocos con ciertos fines, la mayoría de ellos, lucrativos.


Ahora, está más claro que eso es así, y quienes ya llevan años en la brecha para informar y concienciar de estas prácticas, como la Asociación en Defensa de la Salud y el Medio Ambiente y contra los Sistemas Quitalluvias de Almería (AVIAL), no dejan de 'pelear' para que se conozca lo que sucede, y también para exigir que las autoridades tomen medidas encaminadas a erradicar esa conocida como 'siembra de nubes' que no es ni más ni menos que 'inyectar' productos químicos que cambien una tormenta por sequía, o, incluso, que lleguen a causar, por ejemplo, una gran nevada. En definitiva, consiguen trastocar y trastornar los fenómenos meteorológicos. Y para poner aún más negro sobre blanco, este colectivo da a conocer ahora que «el agua de lluvia, recogida en Albox, contiene yoduro de plata», explican, mostrando un análisis llevado a cabo por un laboratorio que dice que sí, que el líquido elemento recogido por AVIAL directamente de lluvia en esa localidad del Almanzora contiene dicha sustancia.
Eso significa «un paso de gigante» en el camino de probar y concienciar sobre las prácticas de intentar modificar el curso de la naturaleza, tal y como aseguran desde la asociación almeriense, que cuenta con cada vez más 'compañeros' en provincias vecinas y en otros lugares de España. Se están 'sembrando' las nubes con productos que consiguen cambiar hasta los fenómenos climatológicos, y en consecuencia, lo que se está demostrando es que la 'invasión' que el ser humano está haciendo en la naturaleza llega ya al extremo de contaminar hasta un agua que debería ser la más saludable de todas, pero es que además, por un lado, no se piensa si es ético que unos cuantos 'jueguen' con la atmósfera de todos, y por otro, no se piensa en las consecuencias que eso pueda tener en el futuro.
«Si quedaba algún incrédulo, las pruebas no dejan lugar a la duda», decían a IDEAL, y eso, que se siga obviando lo que sucede, «puede suponer preocupantes consecuencias». Ellos ya lo llevan denunciando años, aunque para muchos podría sonar todavía a ciencia ficción, sin embargo, una vez más, la realidad supera a la más imaginativa fantasía.
Algunos aseguran, en este caso, que la utilización de estas técnicas no evita las precipitaciones sino solo las granizadas que causan destrozos. De hecho, desde 1986 a 2005 se llevaron a cabo campañas de lucha antigranizo, no con aviones, pero sí con los llamados calentadores que sembraban las nubes con yoduro de plata y acetona, en Lleida y que redujeron el daño entre el 30% y el 40%, según algunos expertos, pero aquello se paró por los movimientos ciudadanos que asociaron esto a la prolongada sequía en la zona. En el caso inverso, también se sabe de esta modificación del tiempo para que llueva más o incluso para que nieve, en otros lugares del mundo, como Pekín o Israel, donde explican que se ha logrado aumentar la lluvia en algunos lugares hasta un 10% .
No obstante, tampoco puede haber evidencias claras de la efectividad de las técnicas ni de sus efectos concretos, «Nadie puede decir de qué forma la manipulación del tiempo cambiará el cielo», aseguró Xiao Gang, del Instituto de Física Atmosférica de la Academia de Ciencias China, en un artículo de El País publicado en ese año 2009.
Para AVIAL, lo que está claro es que las consecuencias de estas prácticas, son «gravísimas». Por un lado las derivadas de la reducción de las precipitaciones en una zona ya de por sí semidesértica, y por otro, los daños provocados por la elevada cantidad de productos tóxicos que se vierten en la atmósfera, con la consiguiente repercusión en la salud humana.
Pero, ¿quién y porqué?
Modificar el clima no está en manos de cualquiera y tampoco cualquiera lo hace. Para AVIAL los autores principales de este «terrorismo medioambiental» son algunas compañías de seguros que así consiguen aumentar sus beneficios económicos al no tener que indemnizar a sus asegurados por daños de lluvia o granizo. A menudo, afirman desde el colectivo, contratan a compañías especializadas, como Weather Modification, «que anuncia sin pudor en Internet un amplio abanico de posibilidades para modificar el tiempo».
Pero, además del conflicto por la gravedad del daño que pueda producir la manipulación de las nubes, surge un problema ético, y es, hasta qué punto el interés de unos pocos puede hacer que «llueva a gusto solo de ellos», manejando una atmósfera común.
AVIAL manifiesta que la solución «radica principalmente en que las autoridades competentes se impliquen y lo erradiquen, en vez de cerrar los ojos y los oídos como hasta ahora». Según este grupo «no se trata de poner trabas al progreso, pero no se puede permitir que unos pocos desaprensivos envenenen a millones de seres humanos y a la naturaleza para enriquecerse un poco más. Se debería invertir en métodos no destructivos si se quiere evitar el daño del granizo, por ejemplo, con mallas antigranizo u otras soluciones, e investigar en esa línea para el bien de todos».

Este asunto abrió nuevamente el debate hace poco más de un mes, en Castellón (Valencia). Allí el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) abrió una investigación tras las denuncias de vecinos que hablaban de vuelos de avionetas que lanzaban yoduro de plata sobre las nubes y evitaban las tormentas y el granizo.

Si preguntamos a la gente de la calle sobre si es posible cambiar el clima, provocar la lluvia o hacer que una tormenta no se produzca, la mayoría piensa que no, que eso es imposible. Sin embargo, si hablamos con algún experto en la materia la cosa cambia. Fran Parra, astrofísico, nos contesta contundente, que claro que sí. «De hecho, tuve una asignatura en la carrera que era la modificación artificial del tiempo», otra historia es, si se debe o no hacer. «Pienso que no se debe jugar con esas cosas», afirma y muestra su concepción de la naturaleza «como un ente vivo que se siente agredido por una enfermedad que somos nosotros e intenta defenderse», asegura. Además, explica que es cierto que cada vez «hay terremotos más grandes, sequías más largas acompañadas de riadas destructivas», algo que es evidentemente consecuencia de la interferencia humana. Añade a todo eso, que «no podemos predecir de qué manera responderá la naturaleza a nuestras manipulaciones, pero parece claro que ésta tendrá que ‘salir’ por algún lado, al modificar su curso natural»

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