FIDES MILITUM: PRESENTACIÓN (I)
Salvador Fontenla Ballesta
La definición de jurar es afirmar o negar una
cosa o prometerla, rotundamente poniendo como testigo a Dios, a algo o alguien
querido.
Jurar es un compromiso de lealtad para
cumplimentar lo jurado (fides militum o la lealtad de los soldados).
Juramento que alcanza su cénit cuando el soldado, en obediencia del juramento
empeñado, ofrenda la propia vida. Sin olvidar otros sacrificios menores que
también conllevan la vida militar: heridas y penalidades de toda campaña.
Parece lógico que las altas responsabilidades
adquiridas en este juramento, que puede culminar con la entrega de la propia
vida, los creyentes pongan como testigo a Dios.
La jura de Bandera con el rey
Carlos III.
La primera fórmula de juramento a
la Bandera fue introducida por el rey Carlos III en sus Reales Ordenanzas, del
año 1768, y decía. ¿Juráis a Dios y prometéis
al Rey el seguir constantemente sus banderas y defenderlas
hasta perder la última gota de vuestra sangre y no abandonar al que os esté
mandando en acción de guerra o disposición para ella? Los reclutas
contestaban: Sí, juramos, y el capellán rezaba por ellos: Por
obligación de mi Ministerio ruego a Dios que a cada uno le ayude si cumple lo
que jura, y si no, se lo demande.
Desde entonces se instituyó el beso a la Bandera como símbolo del
poder real desfilándose bajo sus pliegues como señal de acogimiento.
La fórmula muy bien ponderada,
hace gala de la sabiduría militar que estas reales ordenanzas tienen, y que
hicieron que permanecieran vigentes durante siglos, con las consiguientes y
obligadas adaptaciones, a paso natural del tiempo.
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La bandera era guía visual de las
tropas en el combate, ella marcaba la dirección de marcha y del combate. Su
pérdida los dejaba sin guía y era muy mal presagio, por lo que su custodia y
defensa eran decisiva desde tiempos inmemoriales.
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Hasta verter la última gota de
sangre, que suponía la entrega total, estaba corroborada ampliamente por
insignes militares, como el maestre de campo Julián Romero, Blas de Lezo, etc.
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El no abandonar a sus jefes es
una síntesis del espíritu de disciplina, que debe imperar en todo ejército. Se
hace notar, que se refiere solo a las acciones de guerra y a su preparación, no
en otras actividades ajenas al servicio militar.
Jura de Bandera con el rey
Alfonso XIII.
Casi a punto de finalizar las
campañas de Marruecos, en el año 1927, se modificó parcialmente, quedando de la
siguiente manera: ¿Juráis a Dios, por vuestra
fe, prometéis al Rey por vuestro honor,
seguir constantemente sus banderas defendiéndolas hasta perder la vida, cumplir
las leyes y ordenanzas militares y obedecer a quien en nombre del Rey se os
haya dado a reconocer como para mandaros? Esta fórmula merece algunos
comentarios:
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La incorporación a los ejércitos
españoles de un considerable número de musulmanes, para las campañas de
Marruecos, especialmente en fuerzas de Regulares y de Policía Indígena,
recomendaron especificar para que fuera válido para las dos religiones:
cristiana y musulmana.
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Extraña que se suprimiera hasta
perder la última gota de vuestra sangre. Máxime cuando en las campañas de
Marruecos hubo numerosísimos militares, que siendo heridos múltiples veces,
siguieron derramando sangre en los servicios de armas. Paradigmáticos fueron,
entre otros muchos, el capitán Ripoll “Mano de Plata” y Millán Astray, fundador
de la Legión.
Jura de Bandera con la Segunda República.
La II República introdujo unos cambios a la esencia
del tradicional juramento: Prometo por mi
honor servir bien y fielmente a la República, obedecer sus leyes y defenderla
con las armas. Respuesta:
Sí, prometo. Réplica:
La ley os amparará y la Nación os premiará si lo hacéis, y si no, seréis
castigados. La pregunta y la réplica se harán sin cruzar el sable con la
bandera.
La nueva fórmula trataba de romper radicalmente con la
fórmula tradicional, y lo que es peor, con su esencia. Los gobernantes querían
poner de manifiesto que con la República nacía un nuevo ente político, que nada
tenía que ver ni le debía al concepto de nación española, que se tenía hasta
entonces y, por tanto, tampoco con su historia y tradiciones:
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El concepto religioso es totalmente descartado. Suprimieron
el juramento que fu sustituido solamente por una promesa. hasta incluso
prohibiendo que el la bandera y el sable formaran una cruz. Que entraba en
contradicción con los santos patronos de los ejércitos, armas y unidades,
himnos, heráldicas seculares y condecoraciones, etc. Hasta cambiaron los
colores de la Bandera nacional.
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Antepone un régimen jurídico y político (República) sobre el
concepto de nación. Que es evidente es muy anterior a la república, e
independiente de ella, como de cualquier otro régimen, sea monarquía,
dictadura, etc.
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Es también sorprendente que lo que prometen es defender solo
el régimen de gobierno y no a la nación:
su unidad, integridad y soberanía. Hay que reconocer que mucho éxito no tuvo
tan artificiosa fórmula, porque antepusieron la lealtad a la Patria sobre el
régimen político.
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Se suprime la obediencia a los jefes, y con ella el concepto
de disciplina. Esencial en cualquier ejército (sin ella no puede haber ejército
alguno), y fundamentalmente en las campañas y combates, que son sus razones de
ser.
FIDES MILITUM: PRESENTACIÓN (II)
Salvador Fontenla Ballesta
Jura de Bandera con el
Generalísimo Franco.
El Ejército Nacional, haciendo
gala de su nombre, recuperó la fórmula de juramento tradicional, y la completó
de forma sublime. El decreto del 13 de septiembre de 1936 (solo dos meses
después del Alzamiento) publica la nueva fórmula: Soldados: ¿Juráis por Dios y prometéis a España,
besando con unción su Bandera, respetar y obedecer siempre a vuestros Jefes, no
abandonarles nunca y derramar, si es preciso, en defensa del honor e
independencia de la Patria, y del orden dentro de ella, hasta la última gota de
vuestra sangre? Los reclutas contestarán: «Sí, lo juramos». Luego
dicho Jefe añadirá: «Si así lo hacéis, la Patria os lo agradecerá y premiará
y, si no, mereceréis su desprecio y castigo, como indignos hijos de ella.
Soldados: ¡Viva España!.
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Se recupera el sentido religioso
del juramento.
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La promesa no se hace al régimen
político sino a la nación, expresada con su nombre (España) y por su concepto
(Patria), define mejor en qué consiste la defensa nacional: el honor, la
independencia y el orden. Este último influenciado por las graves revueltas, e
incluso revoluciones, que había sufrido España en el primer tercio del siglo
XX.
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Se recupera la lealtad al jefe,
como base de toda disciplina, pero no se cita explícitamente al jefe del estado
como jefe de los ejércitos, seguramente por considerarse ya implícito, y por
consiguiente reiterativo. Sin que esta simplificación tuviera ningún efecto
negativo.
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Se recupera la obligación de
llevar el cumplimiento del juramento hasta las últimas consecuencias (hasta
la última gota de sangre). Fórmula que se graba en el frontispicio de todos
los cuarteles: TODO POR LA PATRIA. También estaba recogido en el lema A ESPAÑA,
SERVIR HASTAMORIR, escrito en la montaña de la Academia de Suboficiales de
Talarn (Lérida), mandado quitar arbitrariamente por el ambiguo ministro de
Defensa Bono, sin que después ninguna autoridad militar haya osado
restablecerlo.
Jura de Bandera con el rey Juan Carlos I.
La fórmula de juramento volvió a cambiar, durante
el reinado de Juan Carlos I, en el año 1980, quedando de la siguiente forma:¡Soldados!
¿Juráis por Dios o por vuestro honor y prometéis a España, besando con unción
su Bandera, obedecer y respetar al Rey y a vuestros Jefes, no abandonarles
nunca y derramar, si es preciso, en defensa de la soberanía e independencia de
la Patria, de su unidad e integridad territorial y del ordenamiento
constitucional, hasta la última gota de vuestra sangre?
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Se
vuelve a introducir, de forma específica, la obediencia al rey, como jefe
supremo de las fuerzas armadas. La intencionalidad de reforzar su figura
institucional aconsejaron su reintroducción. Sin embargo, por otro lado sus
competencias constitucionales como jefe de las fuerzas armadas, fueron vaciadas
de contenido por leyes de rango inferior, pasando a ser el jefe de las fuerzas
armadas, de iure y de facto, el presidente de gobierno.
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Se
vuelve a redefinir los objetivos de la defensa: la soberanía, independencia,
unidad, integridad territorial y ordenamiento constitucional, de difícil
concreción porque está sujeto institucionalmente a modificaciones.
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Diecinueve años después (1999), con el gobierno
del PP, se vuelve a introducir nuevos cambios:¡Soldados! Juráis por Dios o
prometéis por vuestra conciencia y honor, cumplir fielmente vuestras obligaciones
militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del
Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros jefes, no abandonarlos nunca y,
si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España.
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Ya
hemos comentado la importancia de suprimir hasta la última gota de vuestra
sangre, que resume el espíritu de servicio de un soldado para con su
patria. Podía cuantificar, al menos, el límite máximo de gotas de sangre a
derramar por la Patria.
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También
se suprime, sin justificación alguna, besando con unción su Bandera
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Es
inexplicable que se haya borrado, sin dejar rastros, la defensa nacional:
honor, soberanía, independencia, integridad y el orden (público e
institucional).
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Otra
paradoja es que no se encomiende a los militares la defensa de España, y sí se
recoja en la fórmula de juramento para los civiles: ¡Españoles!
¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor guardar la Constitución como
norma fundamental del Estado, con lealtad al Rey, y si preciso fuera, entregar
vuestra vida en defensa de España?
Seguramente por esta razón, el ambiguo ministro de defensa. Bono cesó al
Teniente General Mena, por citar la unidad de España en su discurso en la
Pascua Militar.
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Es
para nota, encomendar a las fuerzas armadas guardar y hacer guardar la
Constitución. Cometido encargado a los jueces, en general, y específicamente
al Tribunal Constitucional. ¿Tendría que haber salido los militares en defensa
de SM el Rey, por haber sido desposeído de sus atribuciones como jefe supremo
de las fuerzas armadas¿ ¿En defensa de la separación de poderes (legislativo,
judicial y ejecutivo), confirmado por el vicepresidente del gobierno afirmado
pomposamente ¡Montesquieu ha muerto!?
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Sorprendente
y torticeramente se suprime la obediencia en el servicio militar a los jefes
naturales (respetarlos y no abandonarlos en el campo de batalla) base de la
disciplina de los ejércitos
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La fórmula,
en general, es más propia de leguleyos que de soldados.
Ocho años después (2007), a este paso se cambiará
cada bimestre, se repite la fórmula anterior, suprimiendo la palabra Dios.
Quizás haya sido un intento vano de descafeinamiento, porque según el
Diccionario de la RAE, jurar es poner a Dios por testigo, porque si no sería
redundante con prometer. Suprimir a Dios y a la religión de la milicia, habría
que suprimir los patronazgos, himnos, heráldica, etc.
Últimos
comentarios.
El artículo 8 de la Constitución vigente, recoge
las misiones de los militares, como componentes de las fuerzas armadas: Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de
Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la
soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el
ordenamiento constitucional.
Consecuentemente estas misiones deben estar
recogidas, inexcusablemente y de forma textual, en el Juramento a la Bandera. Aunque
en vez del ordenamiento constitucional, sería en caso de desorden
constitucional: restablecer el orden, porque el ordenamiento es más propio de
políticos, jueces y policía.
El juramento de ser leal con tus jefes
(respeto, obediencia y no abandonarles nunca sobre el campo del honor) se queda
corto. La lealtad, para que sea firme y duradera, no es solamente ascendente,
también es lateral y descendente jerárquicamente.
El mayor ejemplo lo tenemos en el espíritu de
compañerismo del Credo de la Legión.: con el sagrado juramento de no
abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos. Es un
compromiso de honor y de lealtad. Resaltamos que no señala a un superior, ni a
un compañero de empleo militar sino a cualquier combatiente Este juramento ha
sido cumplimentado en muchas ocasiones, a costa de vidas, y explica de forma
clara y rotunda lo que los militares entienden por lealtad y compañerismo.
Es importante destacar que esta obediencia jerárquica
tiene unos límites:
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No es la finalidad última, es un medio
imprescindible para mantener la disciplina y la eficacia de los ejércitos. Es un medio para la defensa militar de
España, contra agresiones exteriores e interiores. El inicio de la Guerra de la
Independencia y otros casos son buenos ejemplos históricos.
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Siempre está supeditada a los actos del
servicio militar y respetando las leyes y usos de guerra