José María Manrique García
Durante la Segunda Guerra Mundial combatieron
junto al Ejército alemán en el Frente del Este numerosos contingentes de otras
naciones europeas. España contribuyó con las famosas División Azul, Escuadrilla
Azul y marinos encuadrados en la Armada germana.
Desde la caída del Telón de Acero, a partir de
1990, se iniciaron los trabajos de localización de los cementerios de campaña
en el frente del Este, su exhumación y enterramientos en cementerios regulares
dignos.
La fundación alemana Volksbund es la encargada
de la localización, exhumación y traslados de los restos de sus caídos a cementerios
militares y del cuidado de los mismos. Lo que hace con la autorización y
colaboración de las autoridades rusas.
Italia firmó un acuerdo con Rusia, por el cual
ha repatriado a la casi totalidad de sus militares muertos en los campos
de batalla rusos. Estas repatriaciones han recibido, a su llegada a tierra
italiana, honores militares por un regimiento de infantería, y en ocasiones
señaladas han sido solemnemente presididas por el Presidente de la República.
España es seguramente la única nación que no
ha firmado un acuerdo con Rusia para localizar a sus cerca de 5000 muertos en combate,
desperdigados por los campos rusos, para darles una sepultura digna.
El Ministerio de Defensa español eludió
hacerse cargo de esta responsabilidad, para lo que alcanzó, en 1994, un acuerdo
con la fundación civil alemana Volksbund, mediante un contrato, como si fueran
solamente soldados del Ejército alemán. Las exhumaciones identificadas como de
españoles, son trasladas al cementerio alemán de Pankovska (Novgorod, Rusia) y
repatriados a España, en caso de que haya sido solicitado por la familia y esté
fehacientemente identificado.
Las campañas de localización y exhumación de
las tumbas de los soldados españoles en el frente del Voljov y de Leningrado
(San Petersburgo), desde el año 2013, han corrido a cargo de voluntarios españoles,
que han sufragado todos los gastos.
Estos trabajos de campo en Rusia se ha contado
con la colaboración desinteresada de las autoridades rusas y de la población
civil.
Pero la situación ha evolucionado, en los dos
últimos años de forma desfavorable:
-
El campo de batalla de Krasny Bor (10 de
febrero de 1943) donde se estiman quedaron abandonados, sobre el campo de
batalla, unos 800 españoles. Actualmente es propiedad de una cooperativa
agrícola rusa que exige una importante suma de dinero para prospectar el
terreno.
-
Los cementerios de Antonova, Otensky y
Novgorod, con un total de unas 125 tumbas, están dentro de terrenos
considerados actualmente arqueológicos, en los que hasta hace dos años no
pusieron inconvenientes alguno. Sin embargo ahora sería necesario sufragar las
excavaciones científicas arqueológicos, con un coste incalculable.
La Cruz de Novgorod.
La Cruz de Novgorod, del siglo XIV, se elevaba
sobre la cúpula principal de la catedral de Santa Sofía de esta ciudad.
Reliquia histórica y religiosa muy venerada por los rusos. Cuando un intencionado
cañoneo soviético dañó gravemente el edificio, derribó y dañó seriamente la
Cruz, el día del Corpus Christi del año 1942.
Los zapadores españoles la recogieron,
restauraron y se la llevaron a España, donde presidió y tuvo culto en la
capilla de la Academia de Ingenieros.
La
Cruz de Novgorod fue devuelta a las autoridades religiosas ortodoxas rusas, en
el año 2004. La entrega se hizo sin ninguna contraprestación, pero hubo
carreras para colgarse medallas y reconocimientos. El ministro Bono, que fue
quien la entregó oficialmente dijo en el acto: No vengo a entregar esta Cruz
en nombre de España, ni siquiera como ministro de defensa en nombre del
Ejército español, vengo en nombre de Cristo. Sin embargo se olvidó de la
Obra de Misericordia de enterrar a los muertos.
Cuando
las tropas de la División Azul se replegaban de la cabeza del Voljov, un jefe
de pelotón preguntó a los suyos si estaban todos, para no dejarse nadie detrás,
y un guripa le contestó: ¡No!, ¡faltan los muertos! Y allí siguen.
Se
perdió una ocasión única de llegar a un acuerdo con Rusia, no ya la devolución
del Oro de Moscú, sino para hacer la obra de caridad de recuperar a nuestros
héroes caídos en campaña, entre los que se encuentra 8 laureados y 28 medallas
militares individuales.
Los muertos de los combatientes españoles
deben de ser responsabilidad histórica de los respectivos ejércitos a los que
pertenecieron, como instituciones estatales de la Nación, sin interferencias de
los partidos políticos. Para cumplir con el inveterado deber que todo
combatiente tiene, plasmado en Espíritu
del Credo Legionario, de no dejar un solo hombre en el campo, y que este
sagrado deber no sea una mera retórica (fides militum).