La Plataforma vecinal 'Overa Viva' clama por recuperar una de las importantes señas de identidad, Bien de Interés Cultural, de la provincia
12.06.13 - 00:20 -
JENNIFER SIMÓN | OVERA.
Una frase: 'Se ama lo que se conoce, se defiende lo que se ama'. Tan cierto como la vida misma, lo desconocido no es querido, y por lo tanto, no es defendido ni conservado. Otra: 'Nuestros ancestros se revolverían en sus tumbas. Nuestros descendientes nunca nos lo perdonaría'. Conservar un pasado, una historia, la memoria de quienes nos antecedieron, y legar ese patrimonio a quienes nos seguirán. Resulta vital para entender y hacer frente al presente y al futuro, explicar a nuestros hijos qué había, qué se hizo, por qué somos o estamos.
Pero, habría alguna frase más que recopilara la necesidad de recuperar las señas de identidad comunes, de un pueblo, de una historia, de unas vidas. Nos lo recuerdan desde la plataforma vecinal Overa Viva, ésa que consiguió que un carnaval tan especial como el de Overa, perteneciente desde hace algunos siglos a la localidad de Huércal-Overa, fuera incluido en el Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía. Esa plataforma que se ha fijado un objetivo claro: no dejar que se pierdan más bienes de interés cultural e histórico del lugar. Ahora, el Bien que desean que se conserve y se restaure es material, es la Torre de Santa Bárbara, que tiene sobre sí el inminente peligro de desaparecer, además de estar sufriendo saqueos y actos vandálicos.
«El Castillo de Overa lleva 800 años presidiendo la localidad, protegiendo a sus gentes, y proclamando con orgullo lo importantes que fueron siempre estas tierras, ¿vamos a dejarlo caer por apatía, por desinterés, por cobardía?», se preguntan desde Overa Viva.
Y para amarlo, conocerlo. Por eso, Juan Pardo de este colectivo nos da un poco de historia: "Este castillo se construyó en el siglo XIII para la defensa de la rica vega o pago de Overa y era una de las entradas más importantes del valle del Almanzora. Su importancia viene dada por su magnífica situación geográfica que le hacia visible con todas las torres y castillos vigías del valle. Era la llave de acceso para los cristianos (desde Lorca y el Levante) al rico valle del Almanzora y al camino hacía Almería. «Su importancia radica en que, por su magnífica posición geográfica, es capaz de comunicarse ópticamente con los antiguos castillos de Cantoria, Purchena, Huércal, Serón y Zurgena, por eso su función era la de guardia y protección contra el avance cristiano. La población que se creó en Overa como ampliación de la fortaleza fue muy próspera en tiempos de los árabes gracias a que tenían a su disposición las aguas del río Almanzora. En ocasiones triplicó la población de su vecina Huércal».
Entre las poblaciones y fortalezas cristianas y musulmanas medievales de la frontera había un desierto estratégico, en el que la inseguridad hacía inviable cualquier asentamiento estable. Todavía en el año 1494 en el camino de Lorca a Vera, por el Pozo de la Higuera, había nueve leguas sin habitantes (Münzer 1991, 71). El sistema defensivo impuesto por los almohades puede definirse como reticular, conformado por una red de ciudades, castillos de control y atalayas, enlazados y unidos por una red de caminos. Aunque la importancia del control vial no se atenuó, pero su importancia es menor, porque la caballería ligera tenía fácil entrada por caminos secundarios y de montaña (Franco 1997, 241). De ahí la importancia del castillo de Huércal para cerrar el paso por la sierra de Almagro, y aunque el nombramiento de sus alcaides y su sostenimiento corrían a cargo del emir nazarí, formaba parte del sistema defensivo reticular con Vera como base. La población y Castillo de Overa, independiente de Huércal y más importante que éste, dependía también directamente del emir nazarí, aunque tuvieran intereses comunes, como la redonda o campo común de pastos.
A principios del S. XV fue tomada al asalto por un bravo capitán cristiano lorquino (Juan Morata). Aunque fue reconquistado por los árabes de Granada diez años después en 1446. Finalmente fue conquistada por los Reyes Católicos en 1488, los reyes y todo su séquito pasaron por los caminos de Overa camino del real de Vera donde tuvo lugar la ceremonia de entrega de esta parte del Almanzora. Según varios historiadores los Reyes Católicos hicieron noche en este Castillo de Overa en su marcha triunfal desde Lorca al real de Vera para recibir la rendición de todas las localidades del Levante Almeriense (17 de julio de 1488).
Y hoy.
Lo que actualmente queda del castillo son los restos de una alta torre cuadrada y las ruinas que se extienden desde la torre principal hasta cien metros hacia el oeste. Entre escombros se encuentran las señales de muros muy gruesos, suelos empedrados, viviendas y aljibes, así como cimientos de murallas y cementerio.
La necesidad apremia, y dice Juan Pardo, que es necesario que ese Castillo vuelva al pueblo y se restaure, se pregunta por qué el de Huércal sí se ha rehabilitado y éste no.
En el horizonte un primer problema, no se sabe quién es el propietario, aunque sí se conoce que es propiedad privada. Y, además, un problema añadido, que debería atajarse su entrada libre para «ladrones buscadores de tesoros con sistemas de detección de metales (aunque su riqueza es cultural e histórica, no en oro y diamantes). También es frecuente la visita de vándalos y gentes sin cultura que lo llenan de pintadas, inscripciones. destrozando esta maravilla patrimonial».
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