miércoles, 31 de agosto de 2011

Una misa en María acaba con la visita de la Guardia Civil


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Los feligreses de María fueron testigos el sábado de una escena que casi parece salida de un guión de cine costumbrista. Lo que iba a ser una misa más acabó con la actuación de la Guardia Civil. El motivo: el extraño comportamiento del párroco de la pequeña localidad en una tarde que dará que hablar.

El sacerdote de María llegó al santuario de la Virgen de la Cabeza para la celebración eucarística del sábado después de haber asistido a la celebración de una boda en la pedanía cercana de Topares, donde también es párroco titular. La misa, cuyo comienzo estaba previsto para las 19 horas, tuvo que empezar más tarde ya que el sacerdote apareció con varios minutos de retraso, con total normalidad.

Los vecinos de María cuentan que, según han sabido a través de feligreses asistentes, el sacerdote comenzó a “menospreciar” a la feligresía. Al parecer, durante la homilía de la misa, el cura provocó el “malestar” de los vecinos al increpar con ciertos reproches a los habitantes de este muicipio de Los Vélez. Entre los “improperios” hay quienes afirman que los llamó “infieles” y quienes aseguran que se quejó de la falta de generosidad de los católicos marienses a la hora de echar los donativos en la bandeja.

Llamada a la Guardia Civil 

El extraño comportamiento del sacerdote hizo que los fieles requirieran la presencia de la Guardia Civil, siempre “como actuación preventiva”, según se cuenta en el pueblo, al considerar que el joven sacerdote se encontraba alterado y que era mejor la actuación de las fuerzas de la seguridad. Se pretendía así evitar que se produjesen incidentes entre los feligreses y el cura que durante el sermón insinuó, entre otras cosas, “la falta de caridad cristiana” de los allí presentes, conforme al relato de algunos marienses que no estuvieron en la polémica misa pero que aseguran, recibieron información de primera mano, concretamente de familiares y amigos que sí asistieron.

La Benemérita envió a una pareja de agentes y en el momento en el que aparecieron, la situación se calmó. Los agentes invitaron al párroco a marcharse a su casa para que se tranquilizaran los ánimos. El párroco obedeció a los agentes y condujo hasta su vivienda en Velez Blanco con el nerviosismo de haber creado ese malestar entre sus feligreses, que sin embargo no ha ido a más.

Los propios vecinos restaron importancia a los hechos y acudieron con total normalidad a la misa del domingo. En la celebración, el sacerdote pidió disculpas por su comportamiento del día anterior y reconoció que había cometido un error al hablar así de los vecinos de María.

El párroco del municipio, que es también pastor de la pedanía de Topares y de Velez Blanco, donde reside, es un joven sacerdote que fue ordenado hace pocos años y que lleva ejerciendo de parroco de estos municipios a los pies de la Sierra de María unos tres años.

A pesar del disgusto, los habitantes de la zona lo conocen e insisten en que lo ocurrido el sábado es meramente “anecdótico” aunque sí insinúan que el párroco había llegado a la celebración con “alguna copita de más”, según lo que se cuenta entre los vecinos.

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