lunes, 10 de septiembre de 2018

FIDES MILITUM: PRESENTACIÓN (I) Salvador Fontenla Ballesta

FIDES MILITUM: PRESENTACIÓN (I)
Salvador Fontenla Ballesta

La definición de jurar es afirmar o negar una cosa o prometerla, rotundamente poniendo como testigo a Dios, a algo o alguien querido.

Jurar es un compromiso de lealtad para cumplimentar lo jurado (fides militum o la lealtad de los soldados). Juramento que alcanza su cénit cuando el soldado, en obediencia del juramento empeñado, ofrenda la propia vida. Sin olvidar otros sacrificios menores que también conllevan la vida militar: heridas y penalidades de toda campaña.
Parece lógico que las altas responsabilidades adquiridas en este juramento, que puede culminar con la entrega de la propia vida, los creyentes pongan como testigo a Dios.

La jura de Bandera con el rey Carlos III.
La primera fórmula de juramento a la Bandera fue introducida por el rey Carlos III en sus Reales Ordenanzas, del año 1768, y decía. ¿Juráis a Dios y prometéis al Rey el seguir constantemente sus banderas y defenderlas hasta perder la última gota de vuestra sangre y no abandonar al que os esté mandando en acción de guerra o disposición para ella? Los reclutas contestaban: Sí, juramos, y el capellán rezaba por ellos: Por obligación de mi Ministerio ruego a Dios que a cada uno le ayude si cumple lo que jura, y si no, se lo demande.
Desde entonces se instituyó el beso a la Bandera como símbolo del poder real desfilándose bajo sus pliegues como señal de acogimiento.
La fórmula muy bien ponderada, hace gala de la sabiduría militar que estas reales ordenanzas tienen, y que hicieron que permanecieran vigentes durante siglos, con las consiguientes y obligadas adaptaciones, a paso natural del tiempo.
-          La bandera era guía visual de las tropas en el combate, ella marcaba la dirección de marcha y del combate. Su pérdida los dejaba sin guía y era muy mal presagio, por lo que su custodia y defensa eran decisiva desde tiempos inmemoriales.
-          Hasta verter la última gota de sangre, que suponía la entrega total, estaba corroborada ampliamente por insignes militares, como el maestre de campo Julián Romero,  Blas de Lezo, etc.
-          El no abandonar a sus jefes es una síntesis del espíritu de disciplina, que debe imperar en todo ejército. Se hace notar, que se refiere solo a las acciones de guerra y a su preparación, no en otras actividades ajenas al servicio militar.

Jura de Bandera con el rey Alfonso XIII.
Casi a punto de finalizar las campañas de Marruecos, en el año 1927, se modificó parcialmente, quedando de la siguiente manera: ¿Juráis a Dios, por vuestra fe, prometéis al Rey por vuestro honor, seguir constantemente sus banderas defendiéndolas hasta perder la vida, cumplir las leyes y ordenanzas militares y obedecer a quien en nombre del Rey se os haya dado a reconocer como para mandaros? Esta fórmula merece algunos comentarios:
-          La incorporación a los ejércitos españoles de un considerable número de musulmanes, para las campañas de Marruecos, especialmente en fuerzas de Regulares y de Policía Indígena, recomendaron especificar para que fuera válido para las dos religiones: cristiana y musulmana.
-          Extraña que se suprimiera hasta perder la última gota de vuestra sangre. Máxime cuando en las campañas de Marruecos hubo numerosísimos militares, que siendo heridos múltiples veces, siguieron derramando sangre en los servicios de armas. Paradigmáticos fueron, entre otros muchos, el capitán Ripoll “Mano de Plata” y Millán Astray, fundador de la Legión.

Jura de Bandera con la Segunda República.
La II República introdujo unos cambios a la esencia del tradicional juramento: Prometo por mi honor servir bien y fielmente a la República, obedecer sus leyes y defenderla con las armas. Respuesta: Sí, prometo. Réplica: La ley os amparará y la Nación os premiará si lo hacéis, y si no, seréis castigados. La pregunta y la réplica se harán sin cruzar el sable con la bandera.
La nueva fórmula trataba de romper radicalmente con la fórmula tradicional, y lo que es peor, con su esencia. Los gobernantes querían poner de manifiesto que con la República nacía un nuevo ente político, que nada tenía que ver ni le debía al concepto de nación española, que se tenía hasta entonces y, por tanto, tampoco con su historia y tradiciones:
-          El concepto religioso es totalmente descartado. Suprimieron el juramento que fu sustituido solamente por una promesa. hasta incluso prohibiendo que el la bandera y el sable formaran una cruz. Que entraba en contradicción con los santos patronos de los ejércitos, armas y unidades, himnos, heráldicas seculares y condecoraciones, etc. Hasta cambiaron los colores de la Bandera nacional.
-          Antepone un régimen jurídico y político (República) sobre el concepto de nación. Que es evidente es muy anterior a la república, e independiente de ella, como de cualquier otro régimen, sea monarquía, dictadura, etc.
-          Es también sorprendente que lo que prometen es defender solo el régimen de gobierno  y no a la nación: su unidad, integridad y soberanía. Hay que reconocer que mucho éxito no tuvo tan artificiosa fórmula, porque antepusieron la lealtad a la Patria sobre el régimen político.
-          Se suprime la obediencia a los jefes, y con ella el concepto de disciplina. Esencial en cualquier ejército (sin ella no puede haber ejército alguno), y fundamentalmente en las campañas y combates, que son sus razones de ser.

FIDES MILITUM: PRESENTACIÓN (II)
Salvador Fontenla Ballesta

Jura de Bandera con el Generalísimo Franco.
El Ejército Nacional, haciendo gala de su nombre, recuperó la fórmula de juramento tradicional, y la completó de forma sublime. El decreto del 13 de septiembre de 1936 (solo dos meses después del Alzamiento) publica la nueva fórmula: Soldados: ¿Juráis por Dios y prometéis a España, besando con unción su Bandera, respetar y obedecer siempre a vuestros Jefes, no abandonarles nunca y derramar, si es preciso, en defensa del honor e independencia de la Patria, y del orden dentro de ella, hasta la última gota de vuestra sangre? Los reclutas contestarán: «Sí, lo juramos». Luego dicho Jefe añadirá: «Si así lo hacéis, la Patria os lo agradecerá y premiará y, si no, mereceréis su desprecio y castigo, como indignos hijos de ella. Soldados: ¡Viva España!.
-          Se recupera el sentido religioso del juramento.
-          La promesa no se hace al régimen político sino a la nación, expresada con su nombre (España) y por su concepto (Patria), define mejor en qué consiste la defensa nacional: el honor, la independencia y el orden. Este último influenciado por las graves revueltas, e incluso revoluciones, que había sufrido España en el primer tercio del siglo XX.
-          Se recupera la lealtad al jefe, como base de toda disciplina, pero no se cita explícitamente al jefe del estado como jefe de los ejércitos, seguramente por considerarse ya implícito, y por consiguiente reiterativo. Sin que esta simplificación tuviera ningún efecto negativo.
-          Se recupera la obligación de llevar el cumplimiento del juramento hasta las últimas consecuencias (hasta la última gota de sangre). Fórmula que se graba en el frontispicio de todos los cuarteles: TODO POR LA PATRIA. También estaba recogido en el lema A ESPAÑA, SERVIR HASTAMORIR, escrito en la montaña de la Academia de Suboficiales de Talarn (Lérida), mandado quitar arbitrariamente por el ambiguo ministro de Defensa Bono, sin que después ninguna autoridad militar haya osado restablecerlo.

Jura de Bandera con el rey Juan Carlos I.
La fórmula de juramento volvió a cambiar, durante el reinado de Juan Carlos I, en el año 1980, quedando de la siguiente forma:¡Soldados! ¿Juráis por Dios o por vuestro honor y prometéis a España, besando con unción su Bandera, obedecer y respetar al Rey y a vuestros Jefes, no abandonarles nunca y derramar, si es preciso, en defensa de la soberanía e independencia de la Patria, de su unidad e integridad territorial y del ordenamiento constitucional, hasta la última gota de vuestra sangre?
-          Se vuelve a introducir, de forma específica, la obediencia al rey, como jefe supremo de las fuerzas armadas. La intencionalidad de reforzar su figura institucional aconsejaron su reintroducción. Sin embargo, por otro lado sus competencias constitucionales como jefe de las fuerzas armadas, fueron vaciadas de contenido por leyes de rango inferior, pasando a ser el jefe de las fuerzas armadas, de iure y de facto, el presidente de gobierno.
-          Se vuelve a redefinir los objetivos de la defensa: la soberanía, independencia, unidad, integridad territorial y ordenamiento constitucional, de difícil concreción porque está sujeto institucionalmente a modificaciones.
Diecinueve años después (1999), con el gobierno del PP, se vuelve a introducir nuevos cambios:¡Soldados! Juráis por Dios o prometéis por vuestra conciencia y honor, cumplir fielmente vuestras obligaciones militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros jefes, no abandonarlos nunca y, si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España.
-          Ya hemos comentado la importancia de suprimir hasta la última gota de vuestra sangre, que resume el espíritu de servicio de un soldado para con su patria. Podía cuantificar, al menos, el límite máximo de gotas de sangre a derramar por la Patria.
-          También se suprime, sin justificación alguna, besando con unción su Bandera
-          Es inexplicable que se haya borrado, sin dejar rastros, la defensa nacional: honor, soberanía, independencia, integridad y el orden (público e institucional).
-          Otra paradoja es que no se encomiende a los militares la defensa de España, y sí se recoja en la fórmula de juramento para los civiles: ¡Españoles! ¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, con lealtad al Rey, y si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España? Seguramente por esta razón, el ambiguo ministro de defensa. Bono cesó al Teniente General Mena, por citar la unidad de España en su discurso en la Pascua Militar.
-          Es para nota, encomendar a las fuerzas armadas guardar y hacer guardar la Constitución. Cometido encargado a los jueces, en general, y específicamente al Tribunal Constitucional. ¿Tendría que haber salido los militares en defensa de SM el Rey, por haber sido desposeído de sus atribuciones como jefe supremo de las fuerzas armadas¿ ¿En defensa de la separación de poderes (legislativo, judicial y ejecutivo), confirmado por el vicepresidente del gobierno afirmado pomposamente ¡Montesquieu ha muerto!?
-          Sorprendente y torticeramente se suprime la obediencia en el servicio militar a los jefes naturales (respetarlos y no abandonarlos en el campo de batalla) base de la disciplina de los ejércitos
-          La fórmula, en general, es más propia de leguleyos que de soldados.

Ocho años después (2007), a este paso se cambiará cada bimestre, se repite la fórmula anterior, suprimiendo la palabra Dios. Quizás haya sido un intento vano de descafeinamiento, porque según el Diccionario de la RAE, jurar es poner a Dios por testigo, porque si no sería redundante con prometer. Suprimir a Dios y a la religión de la milicia, habría que suprimir los patronazgos, himnos, heráldica, etc.

Últimos comentarios.
El artículo 8 de la Constitución vigente, recoge las misiones de los militares, como componentes de las fuerzas armadas: Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.
Consecuentemente estas misiones deben estar recogidas, inexcusablemente y de forma textual, en el Juramento a la Bandera. Aunque en vez del ordenamiento constitucional, sería en caso de desorden constitucional: restablecer el orden, porque el ordenamiento es más propio de políticos, jueces y policía.

El juramento de ser leal con tus jefes (respeto, obediencia y no abandonarles nunca sobre el campo del honor) se queda corto. La lealtad, para que sea firme y duradera, no es solamente ascendente, también es lateral y descendente jerárquicamente.
El mayor ejemplo lo tenemos en el espíritu de compañerismo del Credo de la Legión.: con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos. Es un compromiso de honor y de lealtad. Resaltamos que no señala a un superior, ni a un compañero de empleo militar sino a cualquier combatiente Este juramento ha sido cumplimentado en muchas ocasiones, a costa de vidas, y explica de forma clara y rotunda lo que los militares entienden por lealtad y compañerismo.
Es importante destacar que esta obediencia jerárquica tiene unos límites:
-          No es la finalidad última, es un medio imprescindible para mantener la disciplina y la eficacia de los ejércitos.  Es un medio para la defensa militar de España, contra agresiones exteriores e interiores. El inicio de la Guerra de la Independencia y otros casos son buenos ejemplos históricos.

-          Siempre está supeditada a los actos del servicio militar y respetando las leyes y usos de guerra






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