domingo, 13 de enero de 2019

EL CREDO LEGIONARIO


Desde que me incorporé a La Legión, hace más de cuarenta y cuatro años, después de haber servido veinte años en ella y de seguir en contacto con sus Tercios, desde que dejé el Servicio activo, ha sido una constante oir, dentro y fuera de La Legión, la frase: “La Legión no es lo que era”. Siempre me he mostrado en desacuerdo con ella, porque considero que, salvando inevitables circunstancias ambientales, La Legión, seguramente la Unidad militar que más reformas ha sufrido, sigue siendo lo que era, no la mejor Unidad del Ejército, sino la que tiene la vocación de estar entre esa mejor Unidad y el enemigo y esto es así porque los legionarios, el mejor capital de La Legión, siguen imbuidos de los Espíritus del Credo Legionario.

Nadie mejor que el propio fundador de La Legión y autor del Credo, para definirlo: ”El Credo Legionario es la base espiritual de La Legión, médula y nervio, alma y rito de ella, La Legión es también religión y sus oraciones están en él comprendidas: las del valor, compañerismo, amistad, unión y socorro, marcha, sufrimiento, endurecimiento a la fatiga. Compañerismo ante el fuego, y las cardinales: Disciplina, Combate, Muerte y Amor a la Bandera”.

Ninguna de las virtudes recogidas en este Credo, resulta superflua en el combate, por mucho que varíen los medios y procedimientos y esto es lo que hace que La Legión sí siga siendo lo que era, porque partiendo de esta base, el hacer de quien se incorpora a La Legión un buen legionario, no resulta difícil, sea cal sea el puesto que vaya a ocupar y las formas de lucha a que se enfrente.

Hay quienes, incluso dentro de los Ejércitos, no quieren a La Legión, algunos porque no tienen la altura de miras que les permita comprender esa exaltación de virtudes que se exige al legionario, sin comprender que un combatiente dotado de ellas es una garantía en la lucha; otros, porque identifican a La Legión con una determinada ideología política, cuando en sus filas han formado gentes de todas las ideas que, bien mandados, han dado un excelente resultado; sin que ello cierre el catálogo, los hay también quienes califican de obsoletos sus Espíritus, sin percibir que la letra no lo es todo, que hay que ir al fondo de lo que exigen. A estos últimos cabría recordarles que una de las que calificaban de antiguallas, era la parte del Espíritu de sufrimiento y dureza que afirma “hará convoyes” y la primera actuación de los legionarios en misiones internacionales, en la antigua Yugoslavia fue clara muestra de su error, pues se hicieron muchos miles de kilómetros de convoyes.

Lo que tienen de común todos los que cuestionan La Legión, es la idea clara de que el punto en el que se la debe atacar es precisamente su Credo y así todas las ofensivas contra ella han ido dirigidas a tratar de suprimirlo o variarlo, ello es la mejor demostración de que el legionario es el mismo ayer, hoy y siempre, con las lógicas características que diferencian a los jóvenes sanos de cada época.

En estos momentos en que la tropa de todas las Unidades del Ejército es profesional y de eficacia contrastada en todas las misiones en que coinciden con soldados de naciones con unos medios muy superiores a los nuestros, sigue destacando el legionario de tal forma que todos los gobiernos, cualquiera que sea su color, han contado con las Unidades de La Legión como pioneras en los múltiples compromisos a que nuestra pertenencia a las distintas alianzas nos ha obligado y La Legión, precisamente por contar con ese Credo promulgado hace casi cien años, ha sabido responder con su habitual estilo.

Juan I. Salafranca Álvarez
Coronel de Infantería ®

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