martes, 9 de junio de 2015

2.500 kilómetros de reencuentro

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MARTES, 09 DE JUNIO DE 2015 17:13 JENNIFER SIMÓN CARRIÓN/ http://levante.ideal.es/

El destino, la casualidad, la mala suerte, o vaya usted a saber, hicieron que el joven huercalense, Manuel Ruiz García, no pudiera despedirse de su padre, después de que este estuviera casi tres años luchando contra el cáncer, y él, dándole ánimos, a pesar de la distancia. Por solo 72 horas, no consiguió encontrarse con ese hombre admirado en su pueblo natal, y muy querido por su gente. Así que después del 'golpe' de la vida, Manuel se retó a poder reencontrarse con su padre, a través de la reflexión, honrando su memoria y haciendo algo más que especial, recorriendo esa distancia que les separó, y hacerlo a 'golpe' de pedal.


Y así el pasado 21 de mayo partió de su domicilio actual, el 3 deimos lentanner Way del barrio de Earlsfield en Londres, donde reside con su gran amigo y compañero de equipo Rubén Orihuela y su pareja Susana Márquez. para llegar, tras 2.500 kilómetros, a su casa huercalense, el próximo 10 de junio.
La historia tiene los ingredientes de una de amor, pero de verdad, de aquellas que simplemente con explicarla con sencillez, emociona. El joven lo explicó todo a IDEAL, en uno de sus días de descanso, de las 20 jornadas en las que se divide esta 'ruta' homenaje a alguien que significó y significa todo para él y su familia. «Todo esto empezó cuando le diagnosticaron un cáncer de pulmón a mi padre, Esteban José Ruiz Company, más conocido en Huércal-Overa como Don Esteban. Cuando mi padre llegó al pueblo hace 40 años era el único medico especialista en ginecología y la mayoría de los jóvenes y no tan jóvenes del pueblo vinieron al mundo a través de sus manos, incluyendo a mi hermana y a mí», comentó.
Desde que conoció la terrible noticia, Manuel Ruiz, empezó a dar ánimos a Don Esteban, desde la distancia, con «camisetas personalizadas en todas mis competiciones como en los 10 kilómetros británicos o en la Maratón de Sevilla. Siempre refiriéndome a él como Chati, que es la manera cariñosa en la cual mi madre lo llamaba».
Dice lo llamaba, porque hace algo así como un año, las condiciones de Esteban empeoraron bastante rápido, «pero como yo estaba en Londres no me contaban todo para no preocuparme», señaló, pero él tenía ya la mosca tras la oreja, así que decidió pedirse un mes para volver a su Huércal-Overa y estar con los suyos. La mala fortuna hizo que cuando quedaban solo tres días para que iniciar el viaje a España, su padre les dejara, el 15 de junio de 2014. «Una llamada de mi hermano mayor a las 5 de la madrugada me puso el corazón en un puño y corriendo compré el primer vuelo para casa. No podía pensar en que mi familia no estuviese junta en esos momentos tan difíciles. Después de la primera semana muy dura y ya pensando en seguir adelante, me vino la inspiración con alguna idea anterior que yo tenia. Decido ponerme en marcha empezar a buscar patrocinadores para, por una parte, crear un vínculo entre mi padre y amigos con empresas en el pueblo y mi persona, como medio publicitario como buenamente puedo a través de Facebook. En una semana de no parar consigo ocho empresas de amigos que me esponsoricen y se pone en marcha la impresión de las camisetas del 'Chati Team'. 'Chati' por mi padre esta escrito en el corazón, donde siempre estará. Luego cuento con Dipesur, mi principal patrocinador amigos y segundos padres en el pecho y otras empresas de amigos y compañeros ciclistas como Lavantia, Akalamama, bicimoto Gómez, suministros, industrial agrícola y transportes Belzunces y Londres a tu manera (la empresa de mi compañero Rubén)».
El día 12 de agosto se presenta el 'Chati Team' en Londres, un grupo de amigos y atletas españoles de la ciudad británica.: Juan Román Alonso, Rubén Orihuela Vela, Miguel Alonso Lucas y Manuel Ruiz. «Desde entonces en cada competición me siento súper orgulloso de ayudar a todos mis amigos y compañeros huercalenses en lo que puedo y llevando la camiseta puesta en cada oportunidad y, por supuesto, y lo más bonito es el homenaje que le hago a mi padre cada vez que la veo», expresó el huercalense.
Después de todo esto, le surge la idea a Manuel de como homenaje a su padre bajar desde Londres a Huércal-Overa en bicicleta. «Un viaje en el cual reencontrarme con mi padre y reflexionar por esos días que no pude compartir con él, ya que mis vacaciones llegaron algo tarde». Manuel consigue el visto bueno y el apoyo de todo su entorno, y aunque sus medios eran un poco escasos, su obstinación le hicieron ponerse en marcha. «Me puse a trabajar como un loco para poder pagarme todas las competiciones, la vida en Londres y a ahorrar para esta mega aventura. Aparte de todo mi familia y mi compañero Rubén me han ayudado económica y personalmente, animándome desde el primer momento», dijo.
Con una bicicleta y cuatro cosas básicas y con un espíritu cargado de ganas, ánimo y fuerzas, Manuel lleva ya casi todo el camino recorrido contando con el hombre amigo del descanso en sus paradas necesarias, en lugares como París, Barcelona o Totana, Puçol o Alicante. Así, y después de 2.500 kilómetros aproximadamente el próximo martes, Manuel Ruiz hará su entrada a Huércal-Overa, «acompañado de un grupo de amigos que realizarán la última etapa conmigo», puntualizó. El deportista aseguró querer agradecer este viaje a «mucha mucha gente» de la que afirma acordarse a diario y confesó: «sin ellos esta aventura no tendría sentido y no llegaría a buen puerto». «También quiero dar las gracias al Club Deportivo Almanzora, mi club huercalense y a Ginés Martínez Aragón, los cuales están escribiendo mis aventuras en blogs diariamente».
Para Ruiz es importante poder contar esta aventura. «La veo muy importante para animar a la gente a cumplir sus sueños y a transmitir a los jóvenes, como profesor de educación física que soy, que no tenemos límites. Los límites solo existen en la cabeza de cada uno y que si nos lo proponemos podemos mover el mundo con un dedo. Como dijo Arquímedes: 'Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo'. Pues en este caso, el punto de apoyo es la ilusión de encontrar a mi padre y poder sentirme en concordancia con él, cada día. En las etapas de montaña, cuando he estado en la cima pedaleando donde hay una tranquilidad absoluta, no hay coches, solo naturaleza pura y viva. Hemos tenido grandes momentos los dos juntitos», comentó con emoción.
De hecho, afirmó que lo más difícil de vivir en el extranjero es no tener a la familia cerca, pero también cree que esta historia puede servir a alguien para seguir adelante con proyectos o con aquello que les es importante en la vida. «Espero que , al menos, le contagie esta ilusión a alguna persona, de momento mis tres sobrinas y mis dos sobrinos están como locos. Cada día mandándome mensajes de apoyo que ellos no saben a lo mejor ni porqué lo hacen, pero que a mí me llenan el corazón y me dan una fuerza sobrehumana para seguir adelante».


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