miércoles, 5 de marzo de 2014

El escultor huercalénse Manuel López “EL CARBONERO” expone en la sala de "La Tercia" del Castillo del Marqués de los Vélez de Cuevas del Almanzora l

El Viernes 7 de Marzo se inaugura en la sala de "La Tercia" del Castillo del Marqués de los Vélez de Cuevas del Almanzora la exposición EN LUNA MENGUANTE III del escultor  huercalénse Manuel López “EL CARBONERO”

La exposición recoge la obra del entrañable y curioso escultor con un gran número de piezas y fotografías de su trabajo. 
Esta nueva propuesta titulada EN LUNA MENGUANTE III traslada una vez más al espectador a un mundo completamente distinto en el que la sexualidad, la feminidad y la masculinidad son un todo. Las formas geométricas se multiplican y la visita se puede llegar a convertir en algo mágico.

 Por su obra se puede definir a Manuel como artista naif, plenamente autodidacta, que se inició en el mundo escultórico de la mano del desaparecido artista Silvestre Martínez de Haro. Su escultura parte de la creación de utensilios de cocina, cucharones, espátulas, cuencos…, todos tallados en madera con la ayuda de sencillas herramientas, la mayoría fabricadas por el autor. 
Poco a poco sus tallas han ido evolucionando en diversas formas pero la mayoría son representaciones de la figura humana, encontrándonos en la obra del Carbonero con una anatomía plenamente geométrica y cargada de curiosidades que inmediatamente se pueden relacionar con el Arte Indígena de Oceanía, Las Américas y África.

Los rostros de las esculturas de Manolo, que en ocasiones parecen máscaras, pueden evocar no en tamaño pero sí en forma a las grandes cabezas monolíticas de los moáis de Rapa Nui (Isla de Pascua), estos contaban con prominentes narices, labios fruncidos, largas orejas, grandes cejas y órbitas de los ojos relativamente hundidas, como se observa en algunas de las piezas del huercalense. 



Pero no son solo estos detalles los que llaman la atención de su obra si no la multiplicación de rostros que se acumula en una misma figura incluso en la parte delantera y trasera de la estatuilla que puede estar representando a ambos sexos, masculino y femenino al mismo tiempo.
 Gran parte de las figuras mantienen una fuerte carga erótica, en la que los atributos masculinos aparecen representados en ocasiones con rostro, manifestación de la virilidad y del simbolismo procreador. En ocasiones el falo puede llegar a ser la representación del hijo en las piernas del padre. 
Su amor y respeto a la mujer se refleja, en maternidades y diversas figuras femeninas distinguidas de las del varón por pequeños pechos que aparecen en relieve y unos curiosos pendientes que cuelgan de las orejas.
Descrita su obra, les invito a participar de esta exposición que abrirá sus puertas el 7 de Marzo y  finalizará el 30 del mismo mes.

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