miércoles, 4 de enero de 2012

El Huercalense Diego Valera Responsable del Grupo de Ingeniería Rural de la Universidad de Almería

Innovación
Alicia Amate   [ 04/01/2012 - 07:00 ]
Grupo de investigación en el invernadero de la finca UAL-Anecoop.  [ La Voz ]
Lograr nuevas fórmulas más eficientes y sostenibles para la climatización de invernaderos es la nueva meta que se ha propuesto el Grupo de Ingeniería Rural de la Universidad de Almería. Para ello, trabajan con elementos como el agua, el aire y los residuos agrícolas (en concreto, del olivar) de cara a descubrir cómo mejorar la productividad y la eficiencia de los invernaderos almerienses.

“Aquí en Almería, por la condiciones climáticas que tenemos, es más necesaria la refrigeración que la calefacción. Sin embargo, en cierta medida, la calefacción es más rentable porque permite producir fuera de temporada”, explica el responsable del Grupo, Diego Valera.

Así, los miembros de este grupo de investigación trabajan desde enero del pasado año en la finca de la Fundación UAL-Anecoop donde comprueban y comparan cómo afecta a la producción de tomate las diferentes posibilidades de climatización en unos invernaderos preparados con conductos que permiten la circulación de agua o aire a través de sistemas basados en energías renovables, como la biomasa.

En concreto, el empleo de biomasa, generada a partir de los residuos del olivar, es especialmente innovadora ya que permitiría, además, solventar una problemática actual como es la de los restos agrícolas. “Dar salida a los subproductos del olivar es muy interesante”, comenta Valera, “estamos viendo las posibilidades de utilizar restos de poda, huesos de aceituna pero también los residuos propios de los invernaderos de Almería”.

Esta es la primera campaña en la que se está experimentando con esta nueva posibilidad aunque no se obtendrán resultados hasta dentro de dos años más ya que la duración del proyecto, aprobado por el anterior Ministerio de Ciencia e Innovación, es de tres años.

Una vez recogida la cosecha experimental, se utilizan las llamadas técnicas en la "frontera del conocimiento", como anemometría sónica o termografía que, aplicadas a la agricultura, permitirán conocer cómo han afectado los nuevos sistemas de climatización a la calidad de las cosechas más allá del aumento de la producción.

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